Detrás del tono serio de la película, hay varias curiosidades que hacen aún más interesante esta producción:
- El pingüino del film es real y se llama “Héctor”. Fue entrenado durante semanas por expertos en fauna silvestre y parte de las escenas se grabaron con dobles animatrónicos.
- Se rodó en Ushuaia y Puerto Madryn, dos localizaciones clave en la Patagonia argentina, para capturar el entorno natural de los pingüinos.
- El personaje del profesor está inspirado en una carta real que escribió Edward Watson a su familia, donde relataba el rescate del animal.
- La producción contó con el asesoramiento de historiadores argentinos para representar con precisión los detalles de la época.
- La banda sonora incluye temas folklóricos argentinos de los años 70, lo que añade profundidad cultural.
El pingüino no es solo una mascota: es un símbolo de cómo la ternura y la resistencia pueden coexistir en tiempos difíciles.
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